Cada vez tenemos menos tiempo libre y vivimos en casas más pequeñas. Comparado con el perro, el gato es un animal más cómodo para tener con nosotros: son más pequeños, hacen menos ruido, pierden menos pelo, no hay que sacarles para hacer sus necesidades y son bastante autónomos.
Pero, a más gatos, más problemas de comportamiento. Cuidamos en casa a un animal del que realmente sabemos muy poco y cuando hacen "algo raro" nos despista bastante. Por ignorancia, además, nos "empeñamos" en tratarles como a perros, con lo que complicamos aún más el problema.
Según datos obtenidos en Estados Unidos, casi un 50% de los propietarios pensaba que su gato presentaba comportamientos anómalos. Lo malo es que esos trastornos son la primera causa de abandono y eutanasia.
Psicología felina: un solitario muy socializado
El gato doméstico proviene del gato silvestre norteafricano, Felis lybica, que como la mayoría de los felinos (excepto el león, adaptado a la caza de grandes ungulados en espacios abiertos, para lo que se necesita cazar en equipo), es un animal solitario y territorial.
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